-
Notifications
You must be signed in to change notification settings - Fork 0
/
nc.dev.es
200 lines (200 loc) · 29.9 KB
/
nc.dev.es
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
60
61
62
63
64
65
66
67
68
69
70
71
72
73
74
75
76
77
78
79
80
81
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
100
101
102
103
104
105
106
107
108
109
110
111
112
113
114
115
116
117
118
119
120
121
122
123
124
125
126
127
128
129
130
131
132
133
134
135
136
137
138
139
140
141
142
143
144
145
146
147
148
149
150
151
152
153
154
155
156
157
158
159
160
161
162
163
164
165
166
167
168
169
170
171
172
173
174
175
176
177
178
179
180
181
182
183
184
185
186
187
188
189
190
191
192
193
194
195
196
197
198
199
200
Los donantes prometieron duplicar la ayuda a África para 2010, pero todavía están muy retrasados.
De hecho, en los últimos 20 años, en realidad redujeron la ayuda para los programas agrícolas, y recién ahora está revirtiendo el curso de acción.
Mientras tanto, mil millones de personas pasan hambre cada día.
Necesitamos un avance que sea demostrable, público, claro y convincente, que pueda movilizar los corazones y las mentes de la gente, y que pueda demostrar éxito.
En Madrid se puede hacer historia a fines de enero, cuando los países más ricos y más pobres del mundo converjan en la búsqueda de soluciones para la crisis de hambre mundial.
Las vidas de los mil millones de personas más pobres del mundo dependen de ello.
El euro no prosperará sin centralización
CAMBRIDGE – El desempleo juvenil en algunos países de la eurozona, como España y Grecia, roza el 50%. ¿Será esto el sacrificio de una generación en aras de una moneda única que abarca un grupo de países demasiado diverso para ser sostenible?
Si es así, ¿extender a otros países la membresía en la eurozona servirá realmente para alcanzar la aparente meta europea de maximizar la integración económica sin lograr necesariamente una unión política plena?
Hay una buena noticia y es que respecto de la cuestión de si Europa debería tener una moneda única, hay investigaciones económicas que pueden dar algunas respuestas.
La mala noticia es que está cada vez más claro que, al menos tratándose de países grandes, las áreas monetarias son sumamente inestables a menos que se correspondan con las fronteras nacionales.
Como mínimo, una unión monetaria requiere una confederación con más centralización de la autoridad en materia de impuestos y otras políticas que la que los líderes europeos imaginan para la eurozona.
¿Qué queda entonces de la famosa conjetura propuesta en 1961 por Robert Mundell, ganador del premio Nobel, según la cual no hace falta que las fronteras nacionales se superpongan significativamente con las monetarias?
En un provocativo artículo que publicó en el American Economic Review, titulado “A Theory of Optimum Currency Areas” [Una teoría de las áreas monetarias óptimas], Mundell sostuvo que mientras los trabajadores puedan moverse dentro de la región monetaria para ir allí donde haya trabajo, la región puede prescindir del uso del ajuste cambiario como mecanismo de equilibrio.
Mundell atribuyó a otro (futuro) ganador del premio Nobel, James Meade, el crédito por haber reconocido en un trabajo anterior la importancia de la movilidad de la mano de obra, pero criticó su interpretación de la idea por considerarla demasiado estricta (especialmente en el contexto de la naciente integración europea).
Aunque el trabajo de Mundell no pone el acento en las crisis financieras, es de suponer que en la actualidad la movilidad de la fuerza laboral es más importante que nunca.
A nadie debe sorprender que los trabajadores se vayan de los países de la eurozona afectados por la crisis; pero no lo hacen necesariamente para ir a los países más prósperos del norte.
En cambio, los trabajadores portugueses huyen hacia ex colonias en ascenso, como Brasil y Macao.
Y los trabajadores irlandeses se van en tropel a Canadá, Australia y Estados Unidos.
Un flujo de trabajadores españoles está entrando en Rumania, que hasta hace poco era una importante fuente de mano de obra agrícola para España.
Aun así, si dentro de la eurozona hubiera una movilidad cercana al ideal de Mundell, hoy no estaríamos viendo una tasa de desempleo del 25% en España, mientras en Alemania es inferior al 7%.
Otros autores descubrieron más tarde otros criterios esenciales que definen el éxito de una unión monetaria y que son difíciles de alcanzar sin una profunda integración política.
Peter Kenen sostuvo a fines de los sesenta que sin el efecto amortiguador de los movimientos cambiarios, las uniones monetarias necesitan apelar a las transferencias fiscales como un modo de compartir riesgos.
Algunos académicos europeos intentaron demostrar que no se necesitan transferencias fiscales como en Estados Unidos, porque cualquiera sea el nivel de coparticipación en los riesgos que se desee, en teoría se puede lograr a través de los mercados financieros.
Pero esta afirmación era muy errada.
Los mercados financieros pueden ser frágiles y ofrecen muy poca capacidad de compartir los riesgos relacionados con el ingreso de los trabajadores, que constituye la mayor parte de la renta de cualquier economía avanzada.
El tema central para Kenen eran las transferencias de corto plazo tendientes a suavizar los altibajos cíclicos.
Pero en una unión monetaria con enormes diferencias de ingresos y niveles de desarrollo, el corto plazo puede abarcar un período muy largo.
En la actualidad, muchos alemanes consideran, con razón, que cualquier sistema de transferencias fiscales acaba convirtiéndose en una sonda de alimentación permanente, muy al estilo de la ayuda que le ha estado dando el norte de Italia al sur durante el siglo pasado.
De hecho, más de 20 años después de la unificación de Alemania, los alemanes del oeste todavía no saben cuándo se acabarán las facturas que dejó.
Otro autor posterior, Maurice Obstfeld, señaló que además de transferencias fiscales, una unión monetaria necesita reglas claras respecto de la función de prestamista de última instancia.
De lo contrario, las corridas bancarias y los pánicos financieros estarán a la orden del día.
Obstfeld pensaba en un mecanismo de rescate bancario, pero ya quedó suficientemente claro que también se necesitan prestamistas de última instancia y procedimientos de quiebra para estados y municipios.
Un corolario lógico de los criterios propuestos por Kenen y Obstfeld, e incluso para el criterio de movilidad laboral de Mundell, es que las uniones monetarias no pueden sobrevivir sin legitimidad política, lo cual implica, casi siempre, elecciones populares que abarquen toda la región.
Los líderes europeos no pueden continuar indefinidamente haciendo grandes transferencias entre los países si no cuentan con un marco político europeo coherente.
En la actualidad, los responsables políticos europeos se quejan a menudo de que si no fuera por la crisis financiera de Estados Unidos, a la eurozona le estaría yendo bien.
Puede que tengan razón.
Pero cualquier sistema financiero tiene que ser capaz de soportar perturbaciones externas, incluso de las grandes.
Tal vez Europa nunca sea un área monetaria “óptima” según ningún criterio.
Pero a menos que se logre una integración política y económica más profunda (que no necesariamente incluirá al final a todos los miembros actuales de la eurozona), puede ser que el euro no llegue ni siquiera al final de esta década.
Un Siglo de Protestas Chinas
Un adalid chino de la paz y la libertad
Una Civilización en Crisis
Química de relojería
OXFORD - En la novela de Anthony Burgess (y la película de Stanley Kubrick) La naranja mecánica, a Alex, psicópata impenitente, le abren los ojos por la fuerza y lo obligan a ver imágenes violentas.
Al igual que el perro de Pavlov, lo programan para responder con náuseas a la violencia y el sexo.
La escena sigue siendo chocante, pero, como la mayor parte de la ciencia ficción, se ha quedado atrás.
La psicología conductista en la que se inspiró ha perdido vigencia desde hace tiempo y hoy suena pasado de moda el temor de que la ciencia se utilice para promover, o incluso obligar, que la gente sea moralmente mejor.
La ciencia ficción envejece rápido, pero tiene una larga vida de ultratumba.
En la última década, un ejército de psicólogos, neurólogos y biólogos evolutivos ha estado intentando descubrir los "mecanismo de relojería" neurales que subyacen a la moralidad humana.
Han empezado a rastrear los orígenes evolutivos de sentimientos pro-sociales como la empatía, y han comenzado a descubrir los genes que predisponen a algunas personas a una violencia sin sentido y a otras a actuar de manera altruista, y las vías que en nuestro cerebro dan forma a nuestras decisiones éticas.
Entender cómo funciona algo es empezar a ver formas de modificarlo e incluso controlarlo.
De hecho, los científicos no sólo han identificado algunas de las vías cerebrales que dan forma a nuestras decisiones éticas, sino también las sustancias químicas que modulan esta actividad neuronal.
Un estudio reciente ha demostrado que el antidepresivo Citalopram puede cambiar las respuestas de los individuos a hipotéticos escenarios de dilema moral.
Las personas que recibieron el medicamento estaban menos dispuestas a sacrificar a una persona para salvar las vidas de otras.
Otra serie de estudios ha demostrado que cuando se administra la hormona oxitocina mediante aerosol nasal, aumenta el comportamiento de confianza y cooperación dentro de los grupos sociales, pero también disminuye la cooperación con aquellos que son percibidos como forasteros.
Los neurocientíficos hasta han "desactivado" mediante magnetismo áreas muy específicas del cerebro de personas para influir de manera sorprendente en sus juicios morales; por ejemplo, haciendo que les resulte más fácil mentir.
Por supuesto, nadie está desarrollando una "píldora de la moral" que nos convierta en santos.
Pero la investigación avanza rápido, y es casi seguro que acabe por sugerir nuevas maneras de moldear nuestras intuiciones, sentimientos y motivaciones morales.
¿Debemos utilizar nuestra creciente comprensión científica de las bases de la moralidad humana para tratar de hacer que la gente mejore en este ámbito?
Se acusó a La naranja mecánica de glorificar la violencia, y algunas de sus escenas siguen siendo difíciles de ver.
Pero como Burgess mismo argumentara, la novela tiene un mensaje casi cristiano: lo que nos hace humanos es nuestra libertad de elegir entre el bien y el mal, y el que la sociedad aplaste a las personas para que se ajusten a una conformidad servil es tan malvado, y quizás incluso peor, que el sadismo de psicópatas como Alex.
Sospecho que muchos estarán de acuerdo con esta opinión.
Dieciséis enfermos de cáncer que necesitaban urgentemente trasplantes de médula ósea estuvieron en peligro porque no podían enviarse por vía aérea las médulas aptas para el trasplante desde los Estados Unidos o Canadá.
En el pasado, los aviones que han volado entre cenizas de volcanes en los Estados Unidos, Indonesia, Filipinas y México, han perdido temporalmente potencia en el motor y en un caso, cayeron miles de pies de altura, aunque todos lograron aterrizar a salvo.
No obstante, no había evidencia de que las cenizas esparcidas más ampliamente sobre Europa desde Islandia provocarían problemas similares.
La decisión de detener los vuelos estaba basada en la opinión de que cualquier nivel de cenizas en la atmósfera suponía cierto riesgo para las aviones y que no importaba cuán pequeño era el riesgo, el trabajo del gobierno era, como lo señaló el primer ministro, Gordon Brown, “asegurarse de que lo primordial era la seguridad.”
En efecto, al cerrar sus cielos, los gobiernos europeos parecen haber dado absoluta prioridad a la seguridad sobre todo lo demás.
Con todo, ninguno de ellos actúa bajo ese principio en otras áreas.
Alrededor de 3000 personas mueren a diario en carreteras en todo el mundo.
Los cortes a los límites de velocidad, digamos, a 10 km por hora, evitarían la mayoría de los accidentes y salvarían muchas vidas.
No lo hacemos porque damos a la seguridad menor importancia que a nuestro deseo de gastar menos tiempo conduciendo.
El precio que estamos dispuestos a pagar por la seguridad no puede ser infinito.
Es de mal gusto poner un precio a la vida humana, pero entre más gastemos en seguridad menos tendremos para otros de nuestros objetivos.
El gobierno británico prevé algo así como un millón de libras esterlinas como límite general de lo que está dispuesto a gastar para salvar una vida estadística-por ejemplo, mejorando la seguridad de las carreteras.
En los Estados Unidos, el Departamento de Transporte está preparado para destinar hasta 5.8 millones de dólares- casi cuatro veces más al tipo de cambio actual- para el mismo propósito.
¿Eso significa que la seguridad es primordial en los Estados Unidos pero no en el Reino Unido?
Giovanni Bisignani, el presidente de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, un grupo industrial, criticó el cierre y dijo que no se había realizado ninguna evaluación del riesgo.
Sin embargo, en general, el público parecía apoyar la decisión.
Los viajeros varados que fueron entrevistados en los aeropuertos, decían que preferían quedar atascados en un aeropuerto que en un avión cayendo del cielo.
Pero, ¿y si hay algunos viajeros con una mayor tolerancia al riesgo, o simplemente una necesidad más urgente de viajar que otros?
John Stuart Mill, en su libro clásico, On Liberty, consideró la situación en la que un hombre tiene que cruzar un puente que sabemos no es seguro.
En la opinión de Mill se justifica detenerlo solamente para asegurarse de que está consciente del peligro.
Una vez advertido, le corresponde a él tomar la decisión porque solamente él puede determinar la importancia de su viaje y contrastarla con el riesgo que está tomando.
La seguridad aérea es ligeramente diferente porque si un avión se estrella puede matar a personas en tierra, pero los mayores riesgos, por mucho, los llevan los pasajeros y la tripulación.
Si están completamente informados de los riesgos y aún así están dispuestos a volar –tal vez la tripulación ha recibido ofertas de más dinero, como a menudo sucede con trabajadores en empleos peligrosos- ¿deberíamos evitar que tomen la decisión de volar?
Al final, después de que las pruebas de vuelos sin pasajeros mostraron que no había daños en el motor y que los fabricantes de motores de aviones dijeron a las autoridades de aviación que sus motores podrían operar con seguridad con un nivel bajo de cenizas en la atmósfera, se levantó el cierre de los vuelos en Europa.
La Organización de Aviación Civil Internacional anunció que reunirá a un grupo de expertos para ofrecer una guía a la industria con el fin de determinar qué nivel de cenizas en la atmósfera hace que volar sea inseguro.
Ahora que hemos visto los costos de dar absoluta prioridad a la seguridad, sabemos que esta no es sólo una cuestión técnica.
Confío en que entre los expertos habrá alguien que ha ponderado la pregunta ética subyacente: ¿Cuál es el objetivo que tenemos en cuanto al nivel de seguridad que queremos?
Un partido comunista sin comunismo
PRINCETON – El espaldarazo que dio el Presidente ruso Vladimir Putin a Alexander Medvedev para que sea su sucesor en lo que se supone que será una elección presidencial democrática en marzo próximo muestra que los líderes rusos no han cambiado un ápice.
Cada vez parece más probable que, al igual que en las épocas de Leonid Brezhnev, estaremos viendo los mismos nombres en las noticias en las próximas décadas.
Según Gleb Pavlovsky, el principal ideólogo del régimen de Putin, el sistema ruso actual es perfecto en todos los aspectos menos en uno: no conoce a sus enemigos.
En efecto, es como si todo el mundo en el Kremlin estuviera leyendo a Carl Schmitt, el teórico jurista nazi que enseñaba que identificar al enemigo es la misión central de la política.
En el espíritu de Schmitt, los hombres de Putin designaron a un partido liberal, la Unión de Fuerzas de Derecha, como su principal enemigo.
La policía dispersaba sus manifestaciones públicas y arrestaba y golpeaba a sus líderes. Putin llama a quienes los apoyan “coyotes”.
Lo sorprendente es que este comportamiento agresivo no se dio en respuesta a ningún peligro visible.
Los precios del petróleo están aumentando, al igual que los índices de aprobación de Putin.
Todas las instituciones importantes, desde Gazprom hasta el Comité Central Electoral, están en manos de personas a las que él ha nombrado.
Desde la pacificación de Chechenia mediante la violencia y los subsidios, la encarcelación o emigración de unos cuantos opositores financieramente viables y las enormes “inversiones sociales” de los últimos años, no hay ninguna fuerza digna de crédito que sea capaz de desafiar seriamente a los hombres de Putin.
Sin embargo, su régimen está en crisis y lo saben.
La economía rusa depende más que nunca antes del gas y el petróleo.
Se ha dado marcha atrás en la reforma militar.
A pesar de sus ingresos crecientes, los rusos tienen menos educación y salud que cuando Putin llegó al poder; siguen muriendo a una edad escandalosamente temprana.
La participación de Rusia en asuntos internacionales está manchada por envenenamientos y corrupción.
Los monopolios del Estado deshacen lo que las empresas privadas han creado.
Al tener más dinero, los burócratas mal educados contratan más burócratas mal educados. Como resultado, el régimen no logra gobernar al país.
El país se rebela y sus gobernantes lo saben.
Por ello se alarman.
El objetivo de Putin era sujetar todo el poder al control de las fuerzas de seguridad de Rusia.
La generación de oficiales de la KGB a la que él pertenece presenció la caída del Partido Comunista y todos los órganos gubernamentales que “controlaba y dirigía”, incluyendo a la KGB.
Con Putin, el servicio de seguridad pudo vengarse.
Sus miembros se han vuelto poderosos, arrogantes e inmensamente ricos.
También se han vuelto desobedientes.
En 2004, el general Viktor Cherkesov, en ese entonces representante de Putin en el noroeste de Rusia, publicó un ensayo en el que alababa a la KGB como la única autoridad pura en un país corrupto.
Este ensayo, más que cualquier otra cosa, definió el segundo período de Putin.
En octubre de 2007, Cherkesov (que actualmente es el jefe de uno de los organismos más oscuros y poderosos, la Administración Federal Antinarcóticos) publicó otro ensayo en el que lamentaba la degradación de sus colegas: se quejaba de que los guerreros se habían vuelto comerciantes.
Previamente, los generales de un organismo rival, el FSB, habían arrestado al segundo de Cherkesov por “intervención electrónica ilegal”.
En un gesto público de desesperación, Cherkesov admitió que el proyecto de Putin para reanimar la gobernanza rusa había fracasado por haberlo subordinado a los servicios de seguridad.
El segundo de Cherkesov sigue en prisión.
La mayoría de la gente piensa que Putin no puede intervenir en su favor.
En ausencia del control del Partido Comunista, estos oficiales de seguridad traicionaron su ética corporativa y se dedican a regatear, aplicando la fuerza cuando las cosas no les salen bien.
Es claro que esto les sucede a los rusos comunes y corrientes. Lo que Cherkesov reveló es que el círculo de Putin también se enfrenta a esta situación.
¿Qué se debe hacer cuando los ex guerreros de la KGB se atacan mutuamente con sus espadas y sus micrófonos?
El caso de Cherkesov ilustra la pesadilla de Putin.
Pero si nuestros instintos nos traicionan hay que recurrir a otros más profundos.
Ahora que la gente de Putin ha dejado atrás las ideas neoliberales de sus predecesores y está a disgusto con el grupo de la ex KGB, la tarea es volver a crear un partido político omnipresente que controle los servicios de seguridad, la administración, los negocios y mucho más.
Este partido estará centralizado bajo una dirección personal y reducirá al Estado a una ficción jurídica.
Predicando el nacionalismo, sus administradores tendrán confianza en sus competencias universales, en contraposición al profesionalismo y corporatismo al estilo KGB.
Boris Yeltsin prohibió por decreto las células de partido en las instituciones controladas por el Estado.
Los abogados de Putin revocarán esa decisión.
El partido tendrá células o comités en cada fábrica, corporación, unidad militar, departamento universitario, etc.
Integrados por el carisma del líder y la disciplina del partido, los miembros dirigirán y unificarán el desolado país.
Este es el plan de Putin.
Al igual que el ex líder soviético Yuri Andropov, el único otro hombre de la KGB que gobernó Rusia, Putin será el secretario general del partido.
Al igual que en la era soviética, los funcionarios del Estado y del gobierno quedarán reducidos a elementos sin importancia en el partido –el papel que desempeñará el Presidente Medvedev bajo el Secretario General Putin.
Y, por supuesto, el cargo de Secretario General no tiene un plazo constitucional limitado.
Al final, Putin tiene lo que la historia le dejó: ideas no, sólo una facción que anhela consolidarse en el poder.
Lenin y Trotsky necesitaban un partido para que su ideología se convirtiera en realidad; Putin y Medvedev están diseñando una ideología para consolidar su partido.
Es una ideología extraña.
Acusa a los guerreros de ser comerciantes y a los comerciantes de ser ladrones y desprecia sus orígenes marxistas.
Subordinará a todos los que realmente trabajan –comerciantes, guerreros, periodistas y otros—a los ideólogos de partido cuya única función es buscar enemigos.
Una solución confederal para Palestina
LONDRES – El mes pasado, estando en la ciudad de Nueva York, dio la casualidad de que me alojé en el mismo hotel que el Primer Ministro israelí, Benyamin Netanyahu.
Para atender sus necesidades de seguridad, el hotel había quedado convertido en una fortaleza, muy parecida al propio Israel.
Netanyahu estaba en los Estados Unidos para otra ronda más de conversaciones sobre la paz en el Oriente Medio.
Los Estados Unidos ofrecieron diversos incentivos para inducir a Israel a paralizar durante noventa días más su construcción de asentamientos en la Ribera Occidental.
Los israelíes se negaron, por lo que se llegó a otro callejón sin salida.
Entonces, ¿cuáles podrían ser las perspectivas de una paz negociada entre dos pueblos que reivindican el mismo territorio?
La respuesta es: muy pocas.
Todas las gestiones en pro de la paz desde los acuerdos de Oslo de 1994 se han basado en la “solución con dos Estados”, conforme a la cual Israel debe devolver los territorios ocupados a un Estado palestino, los palestinos deben renunciar a reivindicación alguna sobre el Estado de Israel y todo el mundo ha de vivir feliz por siempre jamás.
La doctrina occidental oficial sigue siendo la de una solución negociada mediante el procedimiento de “territorio por paz”.
Como dijo en un discurso reciente la Secretaria de Estado de los EE.UU., Hillary Clinton, “una paz justa, duradera y total” tiene que basarse en la fórmula de “dos Estados para dos pueblos”.
Entretanto, las dos partes principales en la disputa, Palestina e Israel, están buscando opciones substitutivas unilaterales del “proceso de paz” bloqueado.
Los palestinos presionan para obtener el reconocimiento internacional de su condición de Estado, mientras que los israelíes están utilizando su política de asentamientos para imposibilitar un Estado palestino.
El Presidente palestino, Mahmoud Abbas, ha dicho que, si las últimas conversaciones de paz fracasan rotundamente, presionará para obtener el reconocimiento por las Naciones Unidas de un Estado palestino basado en las fronteras de 1967.
Este mes, el Brasil y la Argentina han reconocido a “Palestina” y se espera que una cascada de países latinoamericanos sigan su ejemplo.
Abbas está poniendo ahora la mira en Europa y quisiera pedir a Turquía que haga de mediador.
El juego consiste en conseguir el reconocimiento internacional de un Estado palestino independiente para presionar a los EE.UU. a fin de que retiren su apoyo casi incondicional a la política israelí.
La preocupación principal de Israel sigue siendo la seguridad.
La doctrina occidental oficial es la de que la seguridad a largo plazo de Israel depende del éxito del “proceso de paz”.
En la práctica, Israel ha estado adoptando otras medidas para asegurar su futuro.
La atención de los medios de comunicación se ha centrado en el “muro de seguridad”, que sin lugar a dudas ha logrado reducir el nivel de violencia.
Pero, para los halcones que ahora controlan la política israelí, la clave para la seguridad de Israel depende de la profundidad de la defensa, para lo cual resulta indispensable la ampliación de los asentamientos.
La receta de los halcones para la supervivencia es triple: apoyo militar y económico continuo de los EE.UU, fronteras defendibles mediante un programa de asentamientos estratégicos y la división de la Ribera Occidental palestina en batustanes desconectados o autoridades subordinadas, incapacitados para hacer una oposición concertada a la política israelí.
De modo que, mientras que Abbas intenta crear una nueva “realidad en el terreno” consiguiendo el apoyo internacional para un Estado palestino, el objetivo de Israel es ganarlo por la mano haciendo que semejante Estado resulte inviable.
La opción substitutiva ideal de las dos estrategias es un proceso de paz encaminado no a crear dos Estados, sino a establecer una base política y económica común para un solo Estado confederal.
De hecho, la solución de los dos Estados ha sido siempre una falsa ilusión.
Nunca ha habido territorio suficiente para satisfacer la apasionada posesividad de todos los que lo revindican.
Y, con el tiempo, la desvinculación de los colonos israelíes de la Ribera Occidental y de Jerusalén Oriental ha llegado a ser tan imposible como un intento por parte de Israel de expulsar a los árabes que en ellos quedan.
Los judíos israelíes van a permanecer en la Ribera Occidental y en Jerusalén Oriental y los árabes israelíes van a permanecer en el Israel propiamente dicho.
Ésas son las “realidades en el terreno” que condenan al fracaso las esperanzas palestinas de conseguir un Estado palestino soberano no menos que las esperanzas israelíes de conseguir un Estado totalmente judío.
Además, la fórmula de territorio por paz nunca tuvo sentido desde el punto de vista económico.
Si la compensación a los palestinos por los agravios padecidos había de ser el principio rector, habría habido formas mejores de hacerlo que fundar un nuevo país precario, marcado por la pobreza y dependiente de la ayuda extranjera.
La mayoría de la gente ha olvidado que los Protocolos de París de abril de 1994 establecieron una unión aduanera entre Israel y los territorios ocupados, con un Consejo Económico conjunto para que arbitrara sobre controversias comerciales.
La libre circulación de mercancías, mano de obra y capitales entre las dos partes podría haber dado un impulso económico enorme al PIB palestino.
También podría haber sido la base de un Estado confederal, cuya parte palestina se habría beneficiado de la productividad y los impuestos de los colonos de la Ribera Occidental.
Pero esa benéfica perspectiva fue socavada por la violencia necesaria para mantener el Estado de Israel y permitir el surgimiento de otro palestino.
La opinión oficial sigue siendo la de que sólo una solución de dos Estados internacionalmente garantizada brindará la seguridad necesaria para la reactivación económica de los territorios palestinos.
Pero también es posible que la unilateral política israelí, implícitamente respaldada por los EE.UU., cree condiciones provisionales de paz que sean suficientes para que el crecimiento económico enfríe el nacionalismo palestino.
La causa palestina no es la preocupación primordial ni siquiera de los Estados árabes, por lo que la estrategia de Netanyahu de defensa en profundidad tiene más posibilidades de éxito que la prosecución por parte de Abbas de la condición de Estado mediante el reconocimiento internacional.
El proyecto de Netanyahu no es moral.
Pero eso no significa que no funcione, al menos por un tiempo.
Una confederación para Kosovo
El tiempo se está agotando en Kosovo.
Si no se llega a un acuerdo respaldado por las Naciones Unidas a principios de diciembre, la población albana, mayoritaria en la provincia, probablemente declare la independencia de manera unilateral -una medida que, según ya anunció, Estados Unidos puede apoyar.
Sería un paso desastroso.
Rusia se enfurecería, porque teme que la secesión de Kosovo -sea o no reconocida internacionalmente- pueda alentar a los movimientos separatistas en el ex imperio soviético.
Serbia se opone aún con más firmeza.
Dusan Prorokovic, el secretario de Estado de Serbia para Kosovo, ha dicho que su país podría utilizar la fuerza para mantener su soberanía.
Aún si el gobierno duda, los grupos ultranacionalistas podrían obligar al primer ministro Vojislav Kostunica a enviar tropas: la actual presencia de la ONU en Kosovo es mínima (sólo 40 "observadores militares" y 2.116 policías), pero las 15.000 tropas de la OTAN podrían tornar muy peligroso cualquier enfrentamiento armado.
Después de ocho años de administración internacional, la mayoría albana de Kosovo ha degustado la libertad y está ansiosa por alcanzar la independencia plena.
Pero Serbia sostiene que la provincia sigue siendo una parte esencial de su tradición histórica y cultural.
Es más, la independencia no sería aceptada por la población serbia, que ya observó con asombro cómo la "Gran Serbia" se ha ido cercenando de a poco, más recientemente con la secesión de Montenegro.
Serbia está preparada para conceder sólo una "autonomía mejorada" a Kosovo, y cierta capacidad para participar en acuerdos internacionales.
Sin embargo, si bien las dos partes hoy parecen irreconciliables, no es demasiado tarde para un acuerdo.
Pero esto tal vez sólo sea posible resucitando –y actualizando- una antigua institución de la comunidad internacional: una confederación de estados.
Mediante una resolución obligatoria del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a Kosovo podría otorgársele una autoridad plena y exclusiva sobre sus ciudadanos y su territorio, así como una capacidad limitada para la acción en la escena internacional.
Se le podría permitir participar en acuerdos comerciales así como en otros acuerdos referidos a los individuos (por ejemplo, admisión y circulación de extranjeros, o extradición), además del derecho a buscar la admisión a las Naciones Unidas (lo cual no exige una soberanía y una independencia plena).